Una combinación de arte y ciencia
Seguimos la técnica de proceso en frío —cold process— , que consiste básicamente en una mezcla controlada de aceites* con sosa cáustica —sodium hidroxide— y agua destilada** sin agregar temperatura de forma externa. La combinación de un ácido graso con una base alcalina da como resultado una sal neutra que es conocida popularmente como jabón; la reacción química que se produce se denomina saponificación.
Después de calcular de forma muy precisa la fórmula que vamos a utilizar, pesamos y preparamos la mezcla de aceites teniendo en cuenta sus propiedades y las características que queremos dar al jabón.
Mezclamos los aceites con la sosa previamente diluida en agua destilada y trabajamos la mezcla hasta que la emulsión adquiere la consistencia deseada. Durante o después de esta reacción agregamos los aceites esenciales y demás aditivos, como vegetales (flores deshidratadas, semillas), arcillas, cera de abejas natural, carbón, micas, sales, seda, miel, etc hasta conseguir el acabado final previsto y a continuación vertemos la mezcla en un molde.
Mantenemos la mezcla tapada y en la temperatura adecuada durante 24/48 horas hasta que finaliza el proceso de saponificación y, en algunos casos, la gelificación, momento en que pasamos a desmoldar y a cortar.
Guardamos las pastillas en un sitio aireado y protegido de la luz solar directa durante cuatro o seis semanas, que es el tiempo necesario para que endurezca y su pH baje hasta 7-8.
* únicamente utilizamos aceites y mantecas de origen vegetal. El aceite de palma proviene de cultivos controlados y está certificado
** en función de las características deseadas podemos sustituir el agua, total o parcialmente, por leche (animal o vegetal), por una infusión (té, miel…) o la mezclamos con un puré vegetal licuado (pepino, calabaza, aguacate …)